miércoles, 29 de enero de 2014

La ciudad del amor

Sí, señoras y señores. He estado en París. ¡¡¡Por fin!!!

Uno de esos destinos que están ahí, no demasiado lejos y que dices "tengo que ir", "tengo que ir", pero que no se da el caso. Al final, gracias a un regalo de mi maridito, he podido disfrutar de la belleza de esta ciudad. A partir de ahora se convierte en una de mis ciudades favoritas.

Paris es: bonita. La mires por donde la mires. Los edificios son preciosos, los parques son obras de arte, los museos están por todos lados con una oferta espectacular... en fin... que me ha maravillado. Ni que decir tiene que "tengo que volver". Esa va a ser mi frase ahora cuando hable de París.

Para llegar allí tuvimos algún problemilla con el vuelo y al final salimos casi 24 horas después. Fueron sólo 4 días, pero los aprovechamos al máximo. Estuvimos después de navidad, una fecha muy bonita, con mucha iluminación, mucho mercado navideño y mucho ambiente en las calles (aunque creo que en París no será difícil encontrar ambiente en cualquier época del año). Lo malo: el clima. Si, como yo, no estáis acostumbrados al frío, os puede costar trabajo. Bien abrigaditos, de la cabeza a los pies, salíamos todas las mañanas a empaparnos de todo lo que esta ciudad puede ofrecer, pero es verdad que cuando se va el sol (sobre las 5 de la tarde) empieza a pesar el frío y además casi siempre acompañado de una llovizna incómoda, que no obligaba a abrir el paraguas, pero lo suficiente como para que no apeteciera demasiado estar al aire libre.

Una cosa que me llamó la atención es que con respecto a la comida, todo estaba bueno. He estado en otras ciudades y bueno, hay sitios buenos, otros regulares, otros malísimos y en las zonas turísticas abundan mucho los dos últimos, pero nosotros en todos los sitios a los que fuimos estaba buena la comida, tanto los restaurantes, como los cafés o incluso los crepes de los puestos callejeros. Eso sí, los precios son elevados. Comer en París no es nada barato. Por lo menos, lo que os comento, que te gastas el dinero pero está rico. ¿Cuántas veces no nos habremos gastado un pico en algún sitio y encima no se podía ni comer?

 DESPLAZAMIENTOS

 Moverse por París es muy fácil con el metro y también pasear, si el tiempo lo permite, es la mejor opción, porque vas descubriendo pequeños rincones bellos que no están en las guías y no a todo el mundo llaman la atención, pero resulta que a ti te parecen hermosos.
Para poder hacer vuestras rutas, la página web del metro de París está muy bien: http://www.ratp.fr/es/  

VISITAS

Nosotros fuimos a ver lo más característico de París. Fueron unos días y nos dio tiempo de ver casi todo, o por lo menos lo más representativo.

El primer día vimos Notre Dame, la Saint Chapelle, el Panteón... digamos que anduvimos por la Isla y la zona del Barrio Latino y Luxemburgo.
La entrada a Notre Dame es gratuita, para la torre sí hay que pagar y a mi, que soy reacia a las alturas, me mereció la pena. Lo bueno es ir a primera hora. Nosotros fuimos directos a la Catedral y después fuimos a la torre. Apenas había cola, pero como hay que subir por grupos, la espera es larga. Por suerte nos compramos un crepe dulce en uno de los puestos que hay frente a la cola y desayunamos mientras. Si hubiéramos ido primero a la torre no habríamos tenido que esperar apenas.
Tanto para la Saint Chapelle como para el Pantelón hay que pagar entrada.

El Panteón es uno de esos sitios cargados de un aura misteriosa en los que apetece estar. También me gustó mucho la visita.
El Barrio Latino, me encantó. Sus calles están animadas tanto de día como de noche y hay mil cosas más para visitar, desde fuentes preciosas en plena calle, hasta iglesias o museos, como el museo medieval, que su simple emplazamiento merece la pena. Esta barrio también es muy recomendable para comer, porque tiene locales de todos los tipos de comida y de precios. No olvidéis pasear por la rue Mouffetard. Nosotros comimos allí y como había tiendas de toda clase de comidas, me vi obligada a comprar macarons y chocolate como una loca.

Por la noche teníamos un ticket para subir a la Torre Eiffel, así que nos marchamos hacia allí a disfrutar de las vistas y de uno de los monumentos más representativos de la ciudad.
Para la Torre Eiffel, no dudéis, comprad las entradas por internet con antelación. Las colas para comprar un ticket son kilométricas, yo creo que no hubiera hecho la cola. Si vas pocos días no te puedes permitir el lujo de perder tanto tiempo haciendo una cola. Si no hay tickets para la feche que queréis, no desesperéis, en la misma semana suelen liberar algunos. A nosotros nos pasó. Estaba todo lleno y una semana antes del viaje salieron unas cuantas entradas a la venta, así que no lo dudé y compré la que mejor nos venía. Para comprar las entradas, lo podéis hacer desde la página oficial: http://www.tour-eiffel.fr/es/preparar-su-visita/comprar-entradas.html

El segundo día nos fuimos al Louvre. Nos liamos un poco con las entradas. Si tenéis que comprar las entradas, probablemente la taquilla con menos cola sea la subterranea, pero si tenéis como nosotros, alguna tarjeta turística que englobe la entrada a museos y edificios, tenéis que entrar desde la más famosa, la entrada de las pirámides. Es uno de esos sitios que hemos visto tantas veces en películas, fotografías o televisión, que parece que ya hemos estado allí antes.
El Louvre merece una entrada a parte y la verdad, no debería ser yo quien la escribiera porque no soy una experta y me dejaría muchas cosas en el tintero. Para ver el Louvre puedes pasarte allí toda una semana, que seguro que te faltaría algo por ver. Nosotros, decidimos qué parte es la que queríamos visitar y fuimos directos. Por supuesto, elegimos Roma, Grecia y Egipto y ¡cómo no! teníamos que ver a la famosa Gioconda.

En el museo echamos toda la mañana, cuando salimos aprovechamos para dar una vuelta por las Tullerías y nos fuimos andando desde allí hasta el Arco del Triunfo. ¡Craso error! La avenida de los Campos Elíseos es tan grande y tan recta que parece que el arco está muy cerca pero NOOOO. Llegamos con un dolor de piernas impresionante. Lo bueno es que esa avenida estaba llena de mercadillos navideños y de grandes tiendas y se nos hizo muy llevadera la caminata, pero sin darnos cuenta nos recorrimos toda la distancia desde el Louvre al Arco del Triunfo y la verdad, es que fue una paliza.
Como estábamos tan cansados y empezó a llover, decidimos no subir al arco e irnos al hotel a descansar un poco.
Más tarde nos fuimos al barrio de la Ópera, que es precioso y hay que ir con más tiempo para ver más detalles. Le pena es que anochecía tan pronto, que parecía que teníamos menos tiempo para ver las cosas.
Entramos en las Galería La Fayette que, a parte de ser impresionantemente grandes, estaban decoradas para Navidad y merecía la pena darse un paseo por allí.

Al día siguiente visitamos la Iglesia de San Luis y la tumba de Napoleón y aprovechamos para ir andando desde allí a los Campos de Marte y ver la Torre Eiffel de día, aunque esta vez no subimos. Desde allí pasamos a los jardines de Trocadero y la verdad es que terminamos antes de lo que pensábamos. Esta zona debe estar mucho mejor en primavera. Todos los jardines y parques están más bonitos en primavera o en verano. Ahora estaba todo mojado por la lluvia, no apetecía sentarse a descansar y a admirar el paisaje por el frío. Lo bueno es que nos hizo un buen día de sol, aunque fue el único y a fin de cuentas todo el paisaje era muy bonito.
Al final acabamos en los jardines de Trocadero sentados pensando dónde podíamos ir y aprovechando que había salido el sol, decidimos subir al barrio de Montmatre y ver el Sacré Coeur.
 ¡Qué barrio más bonito!. La iglesia es muy distinta a las demás que visitamos, las vistas eran impresionantes y el barrio en sí merece la pena, sólo por pasear por él y ver su ambiente. También es un barrio recomendado para comer porque hay variedad de locales y precios.
Merece la pena pararse un rato en la plaza de los pintores a ver sus obras y si queréis incluso a llevaros un retrato o una caricatura como recuerdo de la visita. Empezó a anocher y empezó a hacer más frío, así que buscamos corriendo el Moulin Rouge, foto obligada posando en la puerta y a descansar un ratito al hotel.  

ALOJAMIENTO

Nuestro hotel estaba en el barrio de Monparnasse, muy cerca de la Torre homónima y de Galerías La Fayette.
La verdad es que el barrio era muy animado, tenía toda clase de locales, restaurantes, cines, etc. y también al lado del hotel estaba la boca del metro desde la que podíamos ir a todas partes en 5-10 minutos. Quizás la distancia más larga era para ir a barrio de Montmatre, pero a los demás puntos que visitamos estábamos muy cerca.
Nuestro hotel fue el hotel Berkeley. Un hotel pequeñito, con habitaciones minúsculas, pero como casi todos los hoteles parisinos, según he leído. Todo estaba muy limpio y en condiciones. El personal siempre tuvo un trato muy agradable. Así que si vuelvo a París algún día, intentaré alojarme en ese hotel de nuevo.
Otra opción muy buena es buscar un apartamento. París tiene una gran oferta. Sobre todo os saldrá económico si vais más de dos personas.  

OPCIONES DE AHORRO

Existen distintos tipos de tarjetas turísticas para poder ahorrar un poco en las visitas.
Nosotros elegimos la que incluía visitas a museos y monumentos de la ciudad: Paris Museum Pass. También existen otra con ahorro en el transporte público (esto lo podéis mirar en la página web del metro) y una tercera que engloba tanto visitas como transporte: Paris Pass. Nosotros echamos cuentas y nos salía mejor comprar un bono de 10 tickets en el metro.
Depende de cómo vaya a ser vuestro viaje, podéis optar por uno u otro.
Nosotros la compramos a la llegada del avión, en una oficina de información turística del aeropuerto. También pudimos comprar allí el ticket del tren que te lleva desde el aeropuerto Charles de Gaulle a París (RERB).
La verdad es que fue muy cómodo poder comprarlo allí. Después sólo tuvimos que buscar las indicaciones del tren (que en la propia oficina de turismo nos explicaron) y subir al tren. Además, el ticket para el tren RERB también tiene opción de transbordo con una línea de metro o con un autobús urbano, por lo que con él podéis llegar hasta vuestro destino.

Si tenéis la más mínima posibilidad de visitar esta ciudad,  no lo dudéis, seguro que os gustará. Como tiene de todo, seguro que algo os llegará al corazón para que cuando estéis en casa estéis pensando: "tengo que volver".